(Scroll down to read in English)
[Quiero añadir a este texto que escribí ayer, que para poder hablar y saber qué pasó aquí necesitamos calmarnos, sin más linchamientos. Sí queremos que la persona que denunció a Armando se identifique y aclare lo que pasó, pero no bajo amenazas. Quizá, ante el ambiente enardecido y ya muy lejano de toda razón que impera, lo prudente sea que se comunique con los familiares de Armando. No lo sé, estoy confundida, pero, como amiga muy cercana de Armando, y llena de dolor por su muerte, hago un llamado a todos aquí a que no haya más violencia.]
Esta semana hemos perdido a un amigo entrañable, Armando Vega Gil. Un hombre de muchos talentos: músico, escritor, fotógrafo, actor, y activista comprometido que ha enriquecido durante décadas la vida cultural de México. Armando era, además, un hombre generoso, un amigo leal, solidario y amoroso que está siendo llorado por muchos.
Su suicidio el pasado primero de abril, tras la acusación anónima en la campaña Me Too Músicos Mexicanos, nos ha dejado rotos a todos los que lo queremos, paralizados en un vacío de dolor. Pero la parálisis no sirve de nada. Necesitamos hablar, y no nada más como la familia y amigos que lloramos a Armando: necesitamos hablar como sociedad, hombres y mujeres, de frente. La búsqueda de la justicia y la igualdad no puede convertirse en una guerra letal que genere solamente más dolor, más odio y una polarización que ya nos está asfixiando.
Soy mujer y sé, como miembro de mi sociedad y también por experiencia propia, que el machismo es un ácido que corroe desde la raíz las relaciones entre hombres y mujeres; sé que las mujeres tenemos que hablar, y entiendo los argumentos detrás del principio de la acusación anónima. Pero, aunque entiendo estos últimos, no los respaldo. El anonimato se presta a todo tipo de calumnias y también cobra víctimas.
Yo no manejo las redes sociales; no sé bien cómo funcionan. He buscado los nombres de las personas responsables de la campaña Me Too Músicos Mexicanos y no los encuentro por ningún lado. ¿Es posible abrir una cuenta así en Twitter sin responsables identificadas? ¿La campaña misma es anónima? Estoy buscando esos nombres para pedirles a las o los responsables de la misma que nos ayuden a identificar a la persona que lanzó esa acusación anónima contra Armando.
Sé que esa persona, sea cual sea el motivo por el que escribió lo que escribió en Twitter, debe ahora estar muy asustada. Identificarla no se trata de un linchamiento; Armando mismo, en su nota suicida, reconoce y apoya el derecho de las mujeres de manifestarse contra todo tipo de abuso y denunciarlo. Simplemente, todas las personas que queremos a Armando (somos muchísimas), necesitamos saber qué pasó. Tenemos que hablar.
La necesidad de hablar y saber, además, creo que rebasa al círculo de familiares y amigos de Armando. Tenemos que hablar, como sociedad. Tenemos que garantizar la protección de todas las víctimas que denuncien cualquier tipo de abuso, pero también tenemos que detener la impunidad que provoca el anonimato en las redes sociales.
Desde aquí les pido a las personas responsables de Me Too Músicos Mexicanos que se identifiquen y nos ayuden a localizar a la persona que lanzó la acusación contra Armando. A esa persona le pido también, con el corazón roto, que hable, que dé la cara. Estamos dispuestos a escuchar. Necesitamos escucharla, a ella, y escuchar a Armando, cuya sensación de impotencia ha hablado con la más dolorosa elocuencia.
***
This week we have lost a beloved friend, Armando Vega Gil. A man of many talents (musician, writer, photographer, actor), and a committed activist who has enriched for decades Mexico’s cultural life. Furthermore, Armando was a generous man, a loyal, solidary and loving friend that is being mourned by many.
His suicide last April the first, on the wake of the anonymous accusation appeared in the Me Too Mexican Musicians campaign, has left broken all those of us who love him, paralized in a void of grief. But paralysis is useless. We need to talk, and not only as the family and friends who are mourning for Armando. We need to talk as a society, men and women, face to face. The quest for justice and equality cannot become a lethal war which will only generate more pain, more hatred and a polarization that is already stifling us.
I’m a woman and I know, as a member of my society and also through my own experience, that machism is an acid that corrodes the relationships between men and women from their roots; I know that we, as women, have to speak out, and I understand the reasoning behind the principle of anonymous accusations. However, though I understand the latter, I do not support it: Anonymity lends itself to all sorts of slandering, and it also claims victims.
I don’t do social media; I don’t quite know how they work. I have looked for the names of the persons responsible for the Me Too Mexican Musicians campaign and can’t find them anywhere. Is it possible to open a Twitter account like this, without identified holders? Is the campaign itself anonymous? I am looking for the names of those persons to ask them to help us identify the person who made that anonymous accusation against Armando.
I know that that person, whichever was the reason why she wrote what she wrote in Twitter, must be now very scared. To identify her is not about lynching: Armando himself, in his suicide note, acknowledges and supports the right of women to speak out about any kind of abuse, and to denounce it. It is simply that those of us who love Armando (and we are quite many) need to know what happened. We need to talk.
Furthermore, I believe that the need to talk and know goes beyond the circle of friends and relatives of Armando’s. As a society, we need to talk. We need to guarantee the protection of every victim who denounces any kind of abuse, but we also must stop the impunity provoked by anonymity in social media.
From this space, I am asking the persons responsible of Me Too Mexican Musicians to identify themselves and help us find the person who made the accusation against Armando. I am also, brokenhearted, asking that person to speak, to show her face. We are willing to listen. We need to listen: listen to her, and listen to Armando, whose sense of impotence has spoken with the most painful eloquence.
Querida Adriana:
Te acompaño en tu dolor. Yo conocí a Armando por medio de Sergio Arau, uno de sus compañeros en Botellita de Jerez.
Es una sobrecogedora realidad que el mundo se ha vuelto un circo en que los tribalismos de género, de orientación sexual, de persuasión religiosa o política nos dividen hasta la médula. Un hombre sensible e inteligente como Armando no puede sobrevivir indefinidamente una acusación cobarde, insidiosa y falsa como esta que la marejada de los medios sociales le permite hacer a cualquier supuesta víctima de manera anónima.
Armando se ahogó -¿y quién no se ahogaría?- al prefigurar las consecuencias de este acto tan cobarde: la persona que lo acusa no tiene siquiera que dar la cara, pero él pierde su buen nombre y toda su carrera y su futuro de un plumazo. “Mi vida está detenida, no hay salida”. Y qué conmovedoras palabras para describir su esfuerzo por salvar a su hijo de toda la bilis y negrura que se vendrían sobre ellos: “Sólo quiero dejar limpio el camino que transite mi hijo en el futuro. Su orfandad es una manera terrible de violentarlo, pero más vale un final terrible que un terror sin final”.
Qué tristísima cortina final para una vida tan gregaria y creativa como la de Armando. Gracias por tu esfuerzo de entender que no todos los hombres somos criminales y “machistas tóxicos” como gritan las mujeres que organizan estas marchas y estos movimientos. Ellas demuestran vez tras vez que no todo el poder de herir y destruir vidas está con los hombres.
Te doy un abrazo fuerte.
Eliud
>
Gracias, Eliud. Te agradezco tu comentario de corazón. Estoy desolada. Te mando yo también un abrazo muy fuerte, y a todos en casa.
Querida Adriana,
No es una sola persona, son al menos tres denunciantes, una muy visible, actriz y activista quien expresó que también recibió y cito textual “insinuaciones sexuales cuando tenía 14 -15 años” . No es una sola persona y aunque lo fuera ¿por qué creer que las mujeres debemos explicaciones de las agresiones que vivimos y denunciamos?
Quien debería dar las explicaciones ya no está. Y eso no se juzga, es un hecho.
Y si fuera el caso de que se iniciara una averiguación, ¿podríamos garantizar que se haría justicia, cuando en este país no existe justicia para las mujeres que acuden a los ministerios públicos, a ser tratadas peor que basura?
Pasa en este país, que denuncias una violación y regresan a violarte de nuevo por haber denunciado.
¿Serviría de algo que la chica te dijera cara a cara lo que vivió? ¿Le creerías si así lo hiciera?
Las cuentas las manejan personas que no muestran sus identidades por una razón. La violencia que se recibe en redes. Una conocida mía, periodista, fue vinculada sin razón a la cuenta de MeTooMúsicos y ¿qué pasó? Los acosadores de siempre, de Hispachan, publicaron su nombre, dirección laboral, dirección familiar. ¿Para eso te gustaría que la denunciante se desvele?
Entiendo tu dolor, el dolor de la familia y amigos. Pero cuestionar a la persona que denuncia, confidencialmente, (lo cuál es un derecho cuandos se vive en condiciones de riesgo) solo sirve para fortalecer la idea de que las mujeres somos vengativas y malvadas por naturaleza, como la iglesia católica nos ha caracterizado para neutralizarnos y controlarnos. Por siglos. Para que sigamos callando la violencia que vivimos.
Querida Lu:
Te agradezco mucho tu correo. De verdad que no tengo fuerzas ahorita para responderlo con la hondura que merece. Pero te digo al menos que sé bien lo complejo que es todo esto, y que en ningún momento estoy pidiendo que esta persona se identifique, o que las otras denunciantes aclaren lo que están diciendo (ya se lo pedí a una, que se ha identificado y fue contradictoria y vaga, y me ha ignorado), para atacarlas o ahora lincharlas a ellas. Pero yo conozco a Armando, desde hace más de treinta años; fue un amigo cercanísimo y sé que no fue nunca un abusador de menores.
Me preguntas si le creería a esta persona si me dijera cara a cara lo que vivió. En mi blog digo que necesitamos hablar y ser escuchados, todos. Que es necesario escucharla a ella, y escuchar a Armando también. Tú dices que quien debería dar las explicaciones ya no está. Pero él las dio, en su última carta. Hay que escucharlo, así como nosotros, sus deudos, estamos dispuestos a escuchar a quien lo denuncia, y a conocer las pruebas, también.
Por supuesto que no quiero que las mujeres sigamos callando la violencia que vivimos. Pero Armando no sólo no era un hombre violento, sino que abogaba por los derechos humanos y los derechos de las mujeres. La denuncia de esta persona está cargada de vaguedades y subjetividad.
No soy tan insensible como para no entender lo asustada que debe estar ahora, y vulnerable. Por eso pienso que quizá con que se ponga en contacto con la familia de Armando y sus compañeros de Botellita de Jerez, y hable las cosas con ellos sea un paso que, por el momento, baste. Definitivamente creo que las personas responsables del MeToo Músicos Mexicanos tienen que estar abiertas al diálogo, no simplemente desaparecer sin que siquiera sepamos quiénes son, cuáles eran sus protocolos y criterios para avalar las denuncias. Dices que es un derecho denunciar confidencialmente cuando se vive en condiciones de riesgo. Lee la denuncia de esta persona otra vez y dime si realmente te parece que estaba viviendo en condiciones de riesgo. Es absurdo. Personas que realmente han sido violentadas han tenido el valor de decir su nombre.
Nos vamos a tener que sentar a hablar todos, como sociedad. No quiero que esto se convierta en un amargo intercambio de opiniones, posturas o interpretaciones. Perdí a un amigo que era como un hermano, y no quiero dejarme llevar por el dolor, porque lo que necesitamos todos y todas es hablar, dialogar, parar esta guerra, cuyos agresores no están nada más de un lado.
Entiendo tu comentario. Espero que nos entiendas tú, a todos los que conocimos y queremos a Armando, hombres y mujeres feministas que no lo estaríamos defendiendo a ciegas. Él ya no está aquí para defenderse. Sabía muy bien lo que puede ser el linchamiento mediático.
En fin, qué te digo, no puedo articular mucho más ahora. Pero te agradezco tu mensaje, y que sea tan respetuoso.
Adriana
Hola Adriana,
disculpa estas torpes líneas, pero quería escribirte para mandarte un abrazo fuerte y también mucha luz que te acompañe en estos días de desasosiego. Tampoco ando mucho en redes. De hecho me enteré de la noticia porque me llegó la notificación de tu post. Coincido con lo que dice Lu. Y, por lo que entiendo, la preocupación de la familia y amigos es dejar limpio el nombre del músico.
Resulta muy impactante que haya sentido la necesidad de anunciar su suicidio en redes. ¿Qué nos dice esto de nuestra época? Por más que intentemos ponernos en el lugar del otro, o incluso decir “mi padre se suicidó” o “conozco a alguien”, no sabemos bien qué pasó. Puedo especular que ya lo tenía planeado desde hace tiempo y que este momento fue su salida. Lamento mucho que haya escrito esa misiva en internet, porque aunque pide que no se culpe a nadie, la carta se ha tomado casi para hacer nacer un mártir del antifeminismo u hombrismo. En sus líneas parece justificar que lo hace por el bienestar de su hijo y porque “los hombres los machos son criaturas de su tiempo”. Mejor ni te asomes al tuiter, es horripilante. Aunque la respuesta del grupo ha sido muy coherente, no ha detenido que nos sigan tirando tierra a las feministas.
La atención quizá se debería poner también en la falta de atención al bienestar mental de las personas. Nos sigue dando vergüenza hablar de ello como población mexicana, por repercusiones en el trabajo, con la familia y amistades. Puedo entender que quieran atrapar a la gota que derramó el vaso, pero habría que considerar que el vaso ya estaba lleno.
Abrazos
Blanca Lilia
Gracias, Blanca Lilia, por tu mensaje y por tu abrazo, que recibo con gusto. Hay mucho que pensar, y yo espero que sepamos hacerlo todos con más calma, con más humanidad. Un abrazo,
Adriana