Sobre el “tributo” y la furia

Muchas gracias por sus comentarios. Todos son muy apreciados, aunque no pueda responder uno por uno.

 Estoy buscando lo qué dejó a su paso la tormenta desatada por mi entrada anterior en este blog. Siempre queda algo valioso escondido por ahí, entre las ramas caídas.

 Encuentro, entre otras cosas, una reflexión sobre la furia.

 La furia fue el aliento que dominó mis palabras.

 La furia es generalmente expresión de dolor.

 El dolor personal por la pérdida de mi mejor amiga se unió al de ver su trabajo desvirtuado, y la combinación fue explosiva.

 Somos muchos los que formamos parte de la historia de Santa Sabina de una manera u otra. Cada uno de nosotros vive como puede su duelo (por la amiga y por la artista). Cada uno sabe por qué hace lo que hace.

Lo que yo pienso sobre este asunto del tributo, ya lo saben, y sigo pensando lo mismo—eso me importa que quede muy claro, con toda firmeza y sin lugar a dudas. Mi desacuerdo e indignación son totales.

Sin embargo, en mi furia no di espacio para ningún matiz. Los conciertos de tributo han sido varios, con una participación de músicos también variada. No creo que haga falta hacer una disección de cada concierto, quién tocó qué en cuál, pero sí quiero pedirles una disculpa pública a quienes participaron en algunos de ellos como una forma genuina de recordar y celebrar a Rita (ustedes saben quiénes son), pues en mi furia no hice distinción alguna entre las diferencias que han marcado estos tributos y la participación de cada uno. No estaremos de acuerdo en algunas cuestiones de forma, pero arremetí contra su propio duelo de la misma manera en que siento que otros lo han hecho contra el mío y el de gente cercana a Rita, y lo lamento de verdad.

Creo también que lo importante aquí es considerar cómo los ex miembros de Santa Sabina debemos atesorar con gozo, respeto y gratitud lo que fue la banda, la música que dejó y sigue viva, y por lo tanto el tono con que hablé de gente que nada tiene que ver con la historia de Santa debió haber sido mesurado.

Sigo pensando que estas personas ajenas han cometido un gran error y han contribuido a una falta de respeto mayúscula a Rita, a Santa Sabina y a su trabajo, pero es verdad también que ellos no tienen una responsabilidad de fondo hacia la banda porque no tienen nada que ver con ella en lo absoluto, y es verdad que estamos partiendo de universos distintos que a lo mejor no se van a tocar nunca. No les puedo pedir a ellos que cuiden algo que nunca fue suyo.

En cuanto a lo que están haciendo algunos ex miembros de Santa Sabina que ha provocado dolor e indignación en tanta gente, no repetiré lo que pienso. Ya lo saben. Mis preguntas también están abiertas.

Mi desacuerdo sigue siendo absoluto y, como lo creemos muchas personas, legítimo.

Insisto por supuesto en que no toquen ninguna de mis canciones, y me importa mucho que se sepa públicamente mi oposición a que lo hagan.

Pero lamento los excesos de mi furia en el tono que usé en algunos fragmentos de ese texto.

Mientras escribo esto estoy escuchando a Santa Sabina. La ausencia de Rita duele mucho, pero escucharla cantar es un gozo. Sabemos bien que todos los músicos que pasaron por Santa contribuyeron con su enorme talento a crear una banda irrepetible, cuya alma era Rita Guerrero.

Quiero pedirles a todos ellos, y al público de Santa también, que le demos a Santa Sabina la despedida digna que merece, o más aún, que honremos esa despedida que fue el concierto “Rita en el corazón”, y que expresemos así nuestra gratitud por lo mucho que a todos nos ha dado.

Para alcanzar esa dignidad es necesario doblegar de verdad el ego, ese fantasma que se atraviesa tan a menudo en nuestra vida, y con más obstinación aún en el medio artístico.

Para invitarlos a considerar lo que está sucediendo y honrar la memoria de mi amiga, es necesario reconsiderar también la forma, el lenguaje para decir estas cosas, justo porque provocan dolor; buscar un espacio de serenidad.

Empiezo con mi grano de arena: perdón por la ofensa implícita en la forma.

Y ojalá que el contenido no caiga en tierra estéril.

 

 

¿Ya me puedo morir en paz? “Tributo” a Santa Sabina.

1

Hace muchos años, los curiosos caminos del mundillo del rock me llevaron a la singular experiencia de ver en acción a algunas bandas de tributo a los Beatles y a Queen.

Entre las muchas cosas que compartí con Rita Guerrero estaba el sentido negro del humor, y recuerdo cómo nos reíamos cuando le hacía la crónica de dichos espectáculos, entre patéticos y siniestros, ricos sin duda en interés antropológico.

Años después, cuando Rita aún estaba viva y sana, y Santa Sabina ya no existía, un espectáculo mucho más grotesco ya no nos hizo tanta gracia: un “tributo” a Santa Sabina. Era de dar pena la pobre muchachita, sacada de quién sabe dónde, que hacía el ridículo en el lugar de la cantante, pero lo verdaderamente grotesco eran los ex integrantes de Santa tocando con ella, en el acto onanista de hacerse tributo a sí mismos, incapaces de aceptar que la banda ya no existía, que algunos de ellos llevaban alrededor de veinte años fuera de la misma, y que Poncho, el bajista y miembro fundador que siguió en la banda hasta su disolución, había acatado la decisión grupal—pero sobre todo de Rita—de que ya no tenía sentido continuar.

Estaba yo de visita en México cuando vi aquellos videos. Me dio mucho coraje. Rita estaba enojada también. “Déjalos”, me dijo. Recuerdo con toda claridad su expresión seria, reflejando enojo pero también la determinación de no perder ni un instante de su tiempo en tonterías, ni distraerse del trabajo que la absorbía en ese momento y que la satisfacía plenamente: el Ensamble Galileo y el Coro de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Su actitud era sabia, pero igual comentamos que era difícil nomás “dejarlos”. Me dijo que ojalá tuviera oportunidad de ver a Poncho en ese viaje y decirle lo que pensaba.

No lo vi entonces, y durante el resto de mi viaje no se habló más del asunto. Nuestra indignación era justa, pero estando Rita viva y creando cosas nuevas el asunto tenía la relevancia de un mosquito dando vueltas cerca de la lámpara. Rita estaba viendo otro horizonte, y ahí era feliz.

http://www.youtube.com/watch?v=hoG6MV45crY&feature=related

2

Desde hace algunos meses, cumplido un año del fallecimiento de Rita, anda circulando un nuevo tributo a Santa Sabina en manos de varios ex integrantes.

Ahora la cantante es otra pobre muchacha, una fan despistada llamada al parecer Lilian, que no cabe en sí de alegría por lo que considera su buena suerte. En algunas bochornosas entrevistas la he oído decir que se siente “muy privilegiada”. Ya volveremos a ella. Por ahora, que nos baste con mencionar un momento de pura miseria humana:

En el concierto del Museo del Chopo el pasado abril, en su bendita ignorancia de lo que significaba para Rita el escenario como espacio ritual, esta persona empezó a dar de gritos. “Lo bueno es que todos somos fans”, dijo, soltó un par de alaridos porque sin duda no encontraba las palabras para expresar su dicha, y cuando al fin las encontró, fueron éstas: “¡Qué emoción! ¡Ya me puedo morir en paz!”.

Aunque para los seres más cercanos a Rita semejante ex abrupto es una patada en el estómago, ¿cómo juzgar a esta persona? La cabeza no le da para más. Lo inconcebible es que los ex integrantes de Santa no sólo se presten, sino que hayan sido los instigadores de una situación tan denigrante.

http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=8iEGhZdV8-4&feature=fvwrel

3

En el triste peregrinaje por You Tube que he estado haciendo para escribir este texto, me he topado con escenas y declaraciones sorprendentes, por decir lo menos.

Vi, por ejemplo, el anuncio del concierto “Rock Perrón”. Tres personas que fueron parte de Santa en su primera época en el siglo pasado, y la pobre Lilian, nos invitan a asistir junto a un letrero que dice “Santa Sabina”. Ni siquiera “tributo”. La imagen, aunque un insulto, es también ridícula a un grado insuperable.

Vi también algunas entrevistas. Por ejemplo, con Pablo Valero, primer guitarrista de Santa. Afirma sentirse “muy halagado, como en un sueño irreal.”  En efecto, esto es un sueño: el sueño particular de Pablo desde hace varios años; en efecto también, esta supuesta Santa Sabina es irreal. Habla también de su urgencia por volver al escenario, urgencia por demás notoria y lamentable de la que Rita tenía mucho qué decir. Y lo dijo en su momento.

Oí a Poncho hundido en un mar de contradicciones: “Obviamente Santa Sabina ya no puede existir.” “Este es el principio de algo inevitable, que nos juntáramos a tocar.” “Estamos tocando no porque nosotros queramos sino porque la banda lo pide”, y luego explica que esperan hacer algo nuevo juntos, ver “lo que puede llegar a ser Santa Sabina”… ¿Llegar a ser, Poncho? Santa Sabina ya fue todo lo que pudo llegar a ser. Fue mucho, todos los que fuimos parte de su historia, y su público, deberíamos estar agradecidos y no pedir más. A Poncho, aunque formó parte de toda esa historia que fue generosa en creación, en belleza, en afecto también, y en vida, no le basta. Lo implícito aquí es que lo “inevitable” era que algunos ex integrantes se juntaran a tocar gracias a la ausencia de Rita, puesto que ella ya no quería continuar con la banda. Es decir: eliminado el obstáculo, pueden reunirse de nuevo. ¿Cómo puedes dormir, Poncho?

Patricio Iglesias, por su parte, dice que con este tributo “se recrea otra parte de la historia” de la banda. ¿Cuál es esa parte, Patricio? ¿La de la ceguera, la traición (a ustedes mismos sobre todo) y la decadencia?

En los videos del mentado tributo se ven todos felices. Se abrazan, radiantes; no pueden dejar de sonreír. Es como si no pudieran creer su buena suerte.

Más asombrosa aún es la entrevista con uno de los músicos involucrados en esta vergüenza. Este nunca perteneció a Santa Sabina. Es un personaje que se hace llamar Alex Boom, baterista surgido de quién sabe qué oscuro túnel del inframundo del rock and roll, al parecer experto en formar bandas tributo. Un inocente. Dice que lo que tratan de hacer es “una réplica” de los discos de Santa. Está muy orgulloso. Está claro que su capacidad cognitiva no le da para advertir la diferencia entre los discos de la banda y la bufonería que están creando en el escenario. Le preguntan sobre el reto de buscar a alguien que sustituya a Rita en la voz, y el pobre hombre tiene la desfachatez de decir que tuvieron mucha suerte. ¡Mucha suerte!

Rita era una de las voces más extraordinarias del mundo musical (no nada más del rock) de nuestro país, una voz que educó durante toda su vida. Soy testigo de cómo nunca, ni en el último año de su vida, dejó de buscar nuevas formas expresivas con una férrea disciplina. Esa voz se formó durante años y años de entrega constante y amorosa a su arte. Toda su vida también tuvo la humildad para reconocer lo que aún le quedaba por aprender. Los que la escuchábamos a veces no podíamos comprender las sutilezas de lo que para ella era aún imperfecto, pero ella sí sabía con toda claridad lo que quería lograr con su voz y se entregaba con devoción absoluta a ese perfeccionamiento. Estaba siempre dispuesta a aprender, a reconocer el valor de sus maestros, justo porque sabía lo que implica la verdadera creación artística. Lo que Rita creó no se sustituye. Queda grabado en sus discos, y nadie lo va a poder reproducir en vivo. Esa experiencia, escuchar a Rita en concierto (o tocar con Rita), se fue con ella.

Estamos hablando de niveles de integridad y libertad artística que un Alex Boom no tiene la capacidad de empezar siquiera a comprender.

Pero los músicos que trabajaron con Rita sí que deberían saber de qué estoy hablando.

El otro día, hablando con una de sus hermanas sobre este penoso asunto del tributo, concluimos que lo más triste de todo es que confirma lo que Rita dijo de varios de estos músicos muchas, muchas veces durante la larga historia de Santa Sabina: “No aprecian lo que tienen.”

http://www.youtube.com/watch?v=E3wjNKnRYgY&feature=related

4

Una cosa—incluso conmovedora—sería la despistada Lilian haciendo “tributo” a Santa Sabina, aprendiéndose las canciones y con toda su inocencia tratando de imitar a Rita con otros músicos, por pura admiración o ganas de divertirse o de fantasear que se es quien no se es.

Otra cosa muy distinta es ser ex integrante de una banda y no esperar siquiera a que las cenizas de la cantante terminen de esparcirse en el mar para “aprovechar la coyuntura” y subirse a tocar como si nada hubiera pasado, convirtiendo entonces a la ofuscada chiva expiatoria en una impostora. Aprovechar es la palabra correcta. Santa Sabina desapareció por una decisión conjunta, pero quien principalmente se oponía a que continuaran era Rita. Con Rita ya del otro lado, parecen pensar estas personas, se acabó el problema.

Aunque Rita fuera el eje alrededor del que giraba Santa Sabina, el alma de la agrupación.

http://www.youtube.com/watch?v=26u7OokY0IE

5

Lilian debe ser muy inocente para contribuir a una falta de respeto tan grande hacia Rita, a quien dice admirar tanto. Me da un poco de pena, confesando lo extasiada que se siente ahí arriba en el escenario, acompañada por ex integrantes de la banda, sus ídolos, como dice. Debe ser muy inocente también en permitir ser utilizada de esa forma por músicos atados a su nostalgia del pasado, torturados algunos por su fracaso creativo desde que se salieron de Santa Sabina; músicos que deberían agradecer lo que aprendieron tocando juntos, cómo esto enriqueció la vida de todos, su enorme fortuna por haber podido crear música con una de las personas más talentosas de nuestra generación, y tener un poco de respeto, ya si no por los muertos, al menos por sí mismos.

Aunque mi impulso visceral al ver los videos del tributo es violento, en el fondo sé que Lilian es la menos culpable de todos, y que hace esto, aunque de la manera más errada imaginable, por admiración a Rita. Así que me permito darle algunos consejos.

En una entrevista Lilian dice que ha tomado clases de baile y de canto tratando de imitar a Rita, “para lograr hacer esos sonidos” y “ocupar un espacio de alguien que se convirtió en mi motivación  principal, que ha sido un ejemplo a seguir para mí.” Pero no es verdad. Si Rita fuera un ejemplo para ella, Lilian se estaría concentrando ahorita en darle forma a un proyecto creativo propio. No me queda ninguna duda de que si Rita estuviera viva y Lilian se acercara a ella buscando alguna orientación (y Rita fue siempre generosa en su apoyo a músicos más jóvenes), le diría que no buscara en otros su motivación principal, sino dentro de sí misma, en lo que ella quiere crear y expresar, sin imitar a nadie.

Si Lilian quiere seguir el ejemplo de Rita, que empiece por el de la dignidad y la integridad creativa. Que esté dispuesta a dedicar una vida entera a sus estudios y trabajo para empezar a acercarse siquiera no a “esos sonidos” que hacía Rita, sino al sonido de su propia voz, de su inspiración, de su talento si es que lo tiene, o de su honestidad para reconocer si no lo tiene.

En cuanto a la voz, me temo que si hubiera sido alumna de Rita en el coro que dirigía, ésta no le habría permitido pararse en el escenario sin antes deshacerse de sus afectaciones y desafinadas.

Lilian: el verdadero homenaje implica creación, imaginación; ahí está como ejemplo la versión de Sueño con Serpientes de Santa Sabina. La mejor manera de seguir el ejemplo de Rita es olvidarte para siempre de imitar, a Rita o a cualquier otra persona por más que la admires, y crear tu propio universo creativo. Pregúntate honestamente si tienes no nada más el talento sino la fortaleza para asumir las responsabilidades y consecuencias que implica semejante decisión de vida. Si crees que sí, respeta el trabajo de todos y el tuyo. No imites la forma, lo externo; que te sirva de inspiración lo que está de fondo, que es la vocación, la necesidad expresiva, la búsqueda de la belleza. Tu belleza, la que nadie más que tú pueda crear.

Y ni por vanidad ni por cumplir una fantasía te dejes utilizar por nadie.

http://www.youtube.com/watch?v=iHTxCquyn14

6

Regresando a Santa Sabina, vale la pena rescatar algunos detalles para entender el contexto de este infausto tributo.

La reunión para el Vive Latino de 2008 fue el punto decisivo para llegar a la conclusión de que era mejor dejar descansar a Santa. Los motivos fueron variados y complejos, cada integrante tenía los suyos, pero uno de los principales, y lo recuerdo claramente en voz de Rita las muchas veces que hablamos del tema, era que ya no estaban creando nada nuevo, y que vivir del pasado era indigno y empobrecedor. Admitía que costaba mucho trabajo tomar la decisión porque el amor a la banda y a su público era muy grande, porque la nostalgia era poderosa y era fácil dejarse seducir por ella, pero la realidad era que ya no estaban creando y continuar así sería perder la integridad artística que había definido la historia entera de la banda, y también una falta de respeto al público, por más agradecido que éste fuera.

Por aquella época Pablo Valero, el primer guitarrista de la banda, nunca recuperado del trauma de la peor decisión de su vida, hace cerca de 20 años, de salirse de Santa Sabina porque entonces le parecía muy poca cosa, empezó a buscar a Rita insistentemente para que se juntaran de nuevo. Tenía muchos deseos de reagrupar a la alineación original. No me queda muy claro cómo quería resolver el pequeño detalle de que ya hacía muchos años que había otro guitarrista. Hubo algunas conversaciones, se indagó en la posibilidad de hacer cosas nuevas juntos, pero la cosa no funcionó. Pablo, necio, no dejaba de llamarle a Rita con una insistencia que empezaba a volverse incómoda.

El año pasado, cuando fui a México a organizar el homenaje “Cantar con Rita”, hubo algunos incidentes desagradables con Pablo. Algo hablamos de estos temas, y él insistía en que aquellas conversaciones habían avanzado y la reagrupación de Santa era inminente. Todos sabíamos que no era cierto, pero él, quizá pensando que porque vivo en Londres me podía engañar, olvidando no sé cómo la profunda amistad, por no hablar de hermandad que nos unía a Rita y a mí, y que yo debía estar al tanto de toda esta historia, insistía, como lo hace hasta la fecha, en que “había planes”. No tuve el corazón de decirle al pobre que las últimas veces que visité a Rita me tocó contestarle el teléfono en un par de ocasiones, y que Rita me hacía señas de “dile que no estoy”. La tenía ya harta.

“Pero”, me decía él el año pasado, “¡tocamos todos juntos en ‘Rita en el corazón’! ¡Fue maravilloso!” Ya no sé si es para dar risa o ganas de llorar. O de golpear a alguien. ¿De verdad cree este individuo que cuando, por primera y última vez, se reunieron todos los ex integrantes de Santa Sabina en ese concierto, era una señal de que la banda iba a juntarse de nuevo y que Pablo sería al fin llamado a sus filas para poder anular su trágica decisión de abandonarla casi veinte años atrás? ¿No entendió nunca que ese concierto fue una muestra de solidaridad, apoyo, cariño y sin duda gratitud hacia Rita, cuando ya estaba muy avanzada su enfermedad?

¿De verdad no entiende Pablo que para entonces, apenas tres meses antes de su fallecimiento, el cáncer ya se le había extendido a Rita al cerebro, y que la increíble fuerza de voluntad y pasión que le dieron la energía para cantar en ese concierto, con Santa y con Galileo, fue su forma de expresar gratitud y amor? ¿La mejor forma que encontró de dar las gracias, de celebrar todo lo bueno que había tenido su vida como cantante, y aunque no lo dijera, una forma quizá de despedirse: de los músicos con quienes había creado tantas cosas, a quienes, pese a todos los conflictos que se dan en el trabajo colectivo, había amado; del público al que amaba también, de la música que amaba, de la vida?

Hay que ser muy insensible y muy lento de entendederas para no comprender algo tan elemental y no dejarse tocar por el gesto de valentía, dignidad y belleza que fue la presencia de Rita en ese concierto. Eso era lo que habría que atesorar: el haber sido parte en algún momento de una agrupación fuera de serie que creó música valiosa que forma ya parte de la vida de otros; el regalo de haber podido trabajar con una persona con el talento e integridad extraordinarios de Rita, de haber de paso compartido su amistad, haber conocido su generosidad, haber aprendido unos de otros y haber vivido juntos cosas inestimables, incluyendo ese concierto que era una despedida, aunque todos, Rita incluida, queríamos verlo aún como un momento de esperanza de que recobraría la salud.

¿Cómo es posible que ensucien ahora ese momento, y toda la historia que tuvo detrás, los ex integrantes de Santa que contribuyen al mentado tributo? ¿De verdad se puede pasar así de a ciegas por la vida?

Cuando fui a México el año pasado, la imprudencia y egocentrismo de Pablo Valero, que ya estaba planeando, ¡a dos meses del fallecimiento de Rita!, cómo revivir sus cinco minutos de fama con Santa Sabina, hubo momentos amargos. Sentí mucha rabia e indignación, y lo dejé muy claro. No podía asimilar la realidad de ver a gente aprovechándose literalmente del fallecimiento de quien fue una hermana para mí para llevar agua a su molino. Muchos que éramos parte de la historia de Santa compartíamos esa indignación; Poncho decía compartirla también, y yo le creí, supongo que no queriendo recordar aquel otro grotesco tributo a Santa Sabina cuando Rita aún vivía.

Ahora lo veo en este nuevo tributo y me duele mucho. Me indigna aún más. No voy a dudar nunca del enorme cariño y admiración que siente Poncho por Rita. Por eso su participación me duele más que la de los otros. Él no tiene por qué andar viviendo de pasadas glorias. Él y Rita fueron los únicos integrantes que estuvieron durante toda la historia de Santa Sabina. ¿Por qué entonces está haciendo esto?

¿Y por qué lo están haciendo los demás involucrados? ¿Por qué gente que fue muy cercana a Rita y a la banda hace casi 25 años, pero que después ya no estuvo cerca ni del proceso creativo ni de la vida de Rita, se sube ahora al escenario a contribuir en esta farsa? ¿Por qué, Alfonso André?

A Rita siempre le importó mucho crear un espacio aparte en el escenario. Siempre creyó en el escenario como un espacio sagrado, se preocupaba por crear una atmósfera alrededor de la música, y ponía suma atención en los elementos teatrales y escenográficos. Las flores y las velas en los conciertos eran cosa de Rita y en general, a los demás integrantes de Santa nunca les importó gran cosa involucrarse en ese aspecto de sus presentaciones en vivo. De pronto ahora, en el tributo, no faltan las flores en los micrófonos: las flores que Rita llevó durante años y años a Santa Sabina sin que sus compañeros les prestaran particular atención.

Ahora estos mismos músicos se aferran a la forma vacía. Al gesto, al aire. Con Santa Sabina fueron parte fundamental de la creación de momentos mágicos en el espacio ritual del escenario. Rita, que era la fuerza generadora de esa magia, ya no está aquí. Cierto, todos ellos son músicos muy talentosos y todos contribuyeron a la creación de esa música y esos momentos. Pero la prueba de que Rita era el alma de Santa Sabina es que ahora ellos han subido al escenario en su lugar a una pobre muchacha a hacer el papelón de su vida, los conciertos son un tristísimo espectáculo, pedestre y vulgar, ya no existe el ritual, la magia está extinta. Y ellos, que alguna vez fueron parte de esa belleza perdida, ni siquiera se dan cuenta.

 http://www.youtube.com/watch?v=K19mPeAVzTU

7

Fuera de Alejandro Otaola, el guitarrista que más estuvo con Santa y que, cuando participó en los primeros conciertos del tributo nos escribió a Aldo Max, pareja de Rita y también miembro de la banda, y a mí, ninguno de los otros ex integrantes enredados en esto ha tenido la sensibilidad de acercarse a las personas más cercanas a Rita y preguntarnos qué pensamos sobre lo que están haciendo, o avisarnos al menos lo que tienen en mente. Ciertamente a nadie se le ha ocurrido hablar al respecto con su familia. La agresión que estos “tributos” son para nosotros, no nada más porque nos refriegan en la cara que Rita ya no está aquí, sino porque son prueba de la falta de respeto por su trabajo y por lo que fue Santa Sabina por parte de personas que deberían saber lo que están haciendo, les tiene sin cuidado.

Yo espero que al menos sean conscientes de las implicaciones del uso que están haciendo del nombre de Santa Sabina, de que se están metiendo en un terreno sumamente delicado, y de que si su falta de ética y sentido común rebasa ciertos límites, tendrán que responder por sus acciones.

Por lo pronto, yo quiero pedirles que no interpreten ninguna de mis canciones. Aunque algunos de ellos hayan compuesto la música (Pablo la de muy pocas, su paso por Santa Sabina fue tan breve), la autora de esas letras soy yo y por lo tanto la autoría es conjunta. Yo escribí esas letras para que fueran interpretadas por Rita, y nuestra colaboración tenía sus fundamentos en una profunda afinidad creativa. Esta banda tributo a Santa Sabina es un insulto a lo que Rita entendía como acto creativo, un insulto a los que trabajamos con ella compartiendo esa concepción, y quiero que quede claro públicamente que yo no estoy de acuerdo con que interpreten mis canciones.

http://www.youtube.com/watch?v=bf3a8FMVNIk

8

Finalmente, sólo me queda decir que aunque Rita amó profundamente a Santa Sabina, su trabajo con los músicos que pasaron por la banda y a su público, cuando decidió que ya no era sano continuar lo hizo con la vista al frente. Amaba con igual pasión la música antigua. Era una artista plena y llena de proyectos con el Ensamble Galileo y el Coro de la Universidad del Claustro de Sor Juana que ahora lleva su nombre, era muy feliz en su entrega a ese trabajo y nunca miró atrás.

Estaba harta de las veleidades, los egos enfermos y la estupidez de los submundos del rock. Basta con echar un vistazo a este supuesto tributo para entenderla.

http://www.youtube.com/watch?v=QwMjbB304aU